"La mente consciente ejerce una autoridad represiva en el subconsciente, que, en caso de aflojar su freno, las fuentes del sentimiento volverían a fluir claras nuevamente. El arte, entonces, se convertiría en un método de autorrealización" *Anthony Everitt
Datos Personales
Tesis para optar al Título Profesional de Pintora
CONFINES
Limites de la mancha
Dedicado a mi amigo Bernardo Guzmán Moreno, EL NANO
Dedicado al hombre pájaro, mi amigo Bernardo Guzmán Moreno
El Nano
INTRODUCCIÓN
Llevo varios años en la facultad de artes y en general los profesores aconsejan que partas tu tesis con una pregunta.
¿ Por qué y para qué pinto?
En la infancia pintaba sin preguntarme nada, solo por el simple echo de que me hacía sentir mejor. Me encantaba pintar con pasteles, témperas y tinta china , dibujar con lápiz pasta azul hasta que reventaba, e incluso después seguía pasándole el dedo al papel. Usaba el corrector y los destacadores para pintar los fondos y mis cuadernos estaban llenos de dibujos a los que les quemaba el borde para embellecerlos.
Eran mis dibujos y nadie les iba a poner una nota ni cuestionar. No tenía que demostrar si tenía o no un talento. No era un "trabajo" por lo que no había presión por el contenido, y quizás esas eran las razones por las que me gustaba tanto pasar el tiempo pintando.
Además, mi Mamá y mis compañeros me alentaban diciendo que los resultados estaban buenos y que tenía talento para las Artes plásticas. Y quería pasarme la vida en esa actividad que me permitía una relación más lúdica con la realidad.
Han pasado más de 10 años desde entonces y cada vez me complica más enfrentarme a una tela en blanco.
Quizá por eso, hoy he decidido volver al principio… Contestando a las preguntas originales, me respondo: solo pinto por placer y como expresión de libertad. Pero también entiendo que esta libertad se esconde y pierde en las curvas de un largo camino rodeado de límites y paradojas. Como la paradoja misma de hacer una presentación académica sobre el acto de pintar libremente.
MARCO TEÓRICO
El expresionismo abstracto
Mi tesis se centra en la realización de una muestra pictórica abstracta.
Estilísticamente, los cuadros podrían emparentarse con un movimiento artístico específico que se desarrolló en Estados Unidos a partir de 1940: el expresionismo abstracto.
Este movimiento se difundió durante las décadas siguientes por todo el mundo. Primero había surgido como una idea dentro de un exclusivo circuito artístico de elite, que rodeaba a la millonaria coleccionista Peggy Guggenheim. Pero, al poco tiempo, el Expresionismo Abstracto saltaba de las paredes de mansiones y galerías inaccesibles, atrapando la imaginación popular, e incluso acaparaba las páginas de los grandes medios masivos de comunicación. En 1949 la revista Life ya se preguntaba si el máximo exponente de la corriente, Jackson Pollock, “¿es el más grande pintor vivo en Estados Unidos?"
Junto con la consagración, la estética del grupo se terminaría por convertir en un tema repetitivo en las viñetas humorísticas de los periódicos de medio mundo, en manos de caricaturistas que usaban los dibujos como excusa para remedar las obras del Expresionismo Abstracto, haciendo a veces un verdadero despliegue de talento.
En Latinoamérica algunos de los exponentes más conocidos del humor gráfico -como Ríus, Quino o Lukas- también se burlaron insistentemente de esta corriente (y de la abstracción en general), que parecía personificar cierta impostura del “arte moderno” (sospechosa de fraude) a los ojos del grueso del público.
Claro, desde un principio esta forma de pintar fue equiparada despectivamente a las experiencias de animales en cautiverio, a los que se les entregaban pinceles y pinturas en búsqueda de azarosos resultados plásticos. La frase que rondaba, implícita y explícitamente, era: “hasta un mono podría haberlo hecho”.
Sin entrar en los misterios pendientes sobre la inteligencia animal, quienes hicieron estos estudios concluyeron al menos que la gente era capaz de percibir la existencia de una “mente (humana, agregamos) detrás del arte (humano, reiteramos)”. Y de esta manera, fue que la sutil existencia de trazas de racionalidad terminó por reivindicar al Expresionismo Abstracto en un laboratorio de Psicología de Boston.
Todo esto resulta muy paradojal. O, si se quiere, inquietante. Porque desde un principio el Expresionismo Abstracto en gran parte se trató acerca de suspender la dictadura de la racionalidad. De sumergirse como un budista en la no-mente de un mantra.
En este caso, se trata de pintar libre e informalmente, dejándose llevar por las tendencias matéricas y excluyendo las formas figurativas como respuesta a la represión… al agobio que implicó la Segunda Guerra Mundial y la autocomplaciente sociedad del Baby Boom norteamericano que siguió a la victoria aliada.
El movimiento no solo se trató de un mero vaciamiento mental. Gracias a Pollock, terminó siendo un acto de insurrección consciente frente a la forma académica y occidental de pintar, ya fuera figurativamente o sobre un caballete. Claro, en un nivel, tal como los surrealistas y su automatismo, buscaban –a través del azar- esquivar el yo consciente y racional. Pero en otro aspecto, estaban fascinados con una manera muy corporal de romper tabúes conductuales e ideológicos acerca de lo que es arte.
“Los surrealistas habían trazado el camino. Tomando como punto de partida los procedimientos del psicoanálisis -en especial el de asociación libre-, formularon la técnica del automatismo, según la cual el pintor o escritor operaban, metafóricamente hablando, con los ojos tapados. El creador, así, daba la bienvenida a lo accidental y explotaba el azar, haciendo cualquier cosa que pudiera echar su ego a dormir.”
Everitt
Por consiguiente, a pesar del esfuerzo de los artistas por aflorar sus lados más instintivos en este movimiento, es inevitable no distinguir un contenido intelectual, en cuanto a que las obras proponían composiciones, texturas, formatos y colores, escogidos tácticamente en medio del aparente caos de su permanente explosión cromática.
Así que estamos siempre expuestos a una paradoja. La falta de programa, versus la táctica. Lo racional versus lo inconsciente. La libertad y espontaneidad en medio de la premeditación. Lo inocente de un gesto informal, envuelto en un acto que es subversivo en su conjunto.
Han pasado más de 60 años desde que surgieron estas ideas artísticas, que fueron vanguardia, y al igual que los expresionistas abstractos originales, mi idea inicial ha sido concentrarme en el acto de pintar libremente. Sin más programa e impedimentos que la decisión de hacerlo. O como describe un teórico:
“…Vaciar mi mente de prejuicios, aplicar pigmentos con un máximo de espontaneidad y así crear
imágenes que fueran la expresión de los niveles más profundos de mi ser.”
Pero mediante el desarrollo de mi trabajo, a diferencia de esta vanguardia, y considerando la racionalidad de la mente humana, surgió gradualmente la idea de representar de alguna manera estos límites en mi propia obra, y tomé la decisión de interrumpir esta espontaneidad en la mancha, fraccionando la tela, seccionando el gran formato y llevando este “desmesurado” gesto de liberación a una proporción donde la mancha estuviera encerrada en algo que representara -de alguna manera- su opuesto, trabajando la gestualidad en pequeñas series, de forma más minuciosa e individual, que en su conjunto forman una totalidad a una escala que circunvala lo monumental.
Foto por Francisca Castelblanco Del Río


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